¿SABÍAS QUÉ…

cada día cientos de personas dan rienda suelta a su creatividad teniendo como único material basura reutilizada?

Tal es el caso de Arvind Gupta, ingeniero de profesión y fabricante de juguetes educativos de vocación.  Este hindú apasionado del reciclaje descubrió su don cuando, tras trabajar en una fábrica de camiones durante dos años, resolvió que no era feliz y emprendió entonces una nueva vida como voluntario instruyendo en ciencia básica a los niños de su aldea.

Allí, la escasez de medios de trabajo le obligó a reutilizar todo tipo de utensilios para simular con ellos sus experimentos, como bombillas usadas, calzados viejos, cajas de cerillas, palos de escoba, etc.

Pronto se dio cuenta de que estos objetos didácticos creados con basura atraían mucho más la atención de los niños que los convencionales laboratorios escolares, además de salir mucho más baratos, lo que le permitió llegar a los lugares más desfavorecidos de su país natal.

Hoy en día Gupta ha alcanzado la fama tanto en la India como en Internet, donde sus vídeos son visualizados por multitud de asombrados espectadores, que pueden comprobar así como el ingenio y las ganas de enseñar son mucho más importantes que los medios económicos.

Además de esto, este hindú ha publicado varios libros con los que espera poder llegar a más niños del planeta y transmitirles así su pasión por la ciencia.

Pero no hace falta ir tan lejos para encontrar a verdaderos artistas del reciclaje. El onubense Miguel Ángel Aponte lleva años elaborando miniaturas con objetos que a diario se arrojan a la basura.

Al igual que nuestro anterior protagonista, Miguel, que es como todos le conocen en su Cartaya natal, ha hecho de su profesión una fuente de inspiración para su pasión. Así, este chapista de 38 años ha llegado a construir una gran colección de miniaturas elaboradas con envases obtenidos a partir materiales de deshecho.

Desde una diminuta moto Vespa de tan solo tres centímetros de largo por dos de alto hasta un helicóptero de más de un metro de envergadura realizado en su totalidad con cajas de filtros de la marca Mann, cuyas hélices incluso rotan y al que no le faltan ni los intercomunicadores de los pilotos, pasando por aviones de guerra, la reproducción a escala de un antiguo taller o una cámara de cine hecha a partir de piezas metálicas de diversas procedencias. Este andaluz ha demostrado que, con un poco de imaginación, mucha creatividad y bastante paciencia podemos sacar partido a las cosas más inimaginables, muchas de las cuales, desgraciadamente, acaban llenando nuestro cubo de la basura.

Y es cada día son más los que hacen de la basura un recurso, y no un deshecho, como este zoológico construido totalmente con materiales reutilizables emplazado en el cantón de Atenas, Costa Rica.

Rodrigo Fernández