JUEGOS DE PUNTERÍA: RIFLES DE JUGUETE, ARCOS Y DIANAS

En no pocas ocasiones hemos abordado desde Mundo Diversal la importancia del juego en el desarrollo de los niños, y qué tipo de entretenimiento es más adecuado para ellos.

Desde luego, las opciones son muchas, si bien siempre ha habido un tipo de juguete de moda en todas las épocas. En los años treinta, triunfaban los juguetes de hojalata, en los cuarenta y cincuenta, las peonzas y las muñecas tipo Mariquita Pérez, en los sesenta, los juegos de construcción, y ya más adelante, hacían furor la muñeca Nancy y los bebés con mecanismo.

Sin embargo, hay juguetes concretos que han resistido el paso del tiempo, pese a toda la tecnología que inunda nuestras vidas. Una buena muestra de ello son los que sirven para ejercitar la puntería, como las dianas, las flechas y los rifles con todo tipo de munición.

Pese a las connotaciones negativas que a priori parece tener todo lo relacionado con las armas, lo cierto es que, más allá del análisis superficial, los juguetes de puntería aportan grandes beneficios.

Dentro del espectro del juego al aire libre, los relacionados con el tiro (ya sea con flechas, dardos o rifles) fomentan la concentración, estimulan la mente y favorecen la observación y la paciencia, cualidades necesarias para lograr el objetivo de hacer blanco.

Esto se ha demostrado entre los atletas que se dedican a la modalidad olímpica de tiro en cualquiera de sus variantes; la capacidad de no inmutarse ante estímulos ajenos cuando se está apuntando al centro de la diana favorece la concentración en otros aspectos de la vida, tales como el estudio.

Por supuesto, siempre hay voces que alertan sobre la supuesta violencia implícita en cualquier tipo de juguete que reproduzca un arma real, pero ante esto se planta el argumento más irrefutable de todos; la violencia no está en el rifle, sino en quien lo empuña.

Nadie cuestiona la inocuidad de pasar una tarde en familia disparando bolas de pintura; de hecho, esta actividad fomenta el trabajo en equipo, el desarrollo de estrategias y la sana persecución de un objetivo, además de promover el ejercicio físico.

Del mismo modo que se puede ser violento empuñando un palo, unas tijeras, o un cenicero de mármol si a eso vamos, se puede ser absolutamente pacífico y sentir predilección por las armas. El secreto está en la palabra mágica: educación.

No hay que olvidar que el carácter de las personas es el resultado de la combinación del temperamento con la experiencia vital, como tampoco hay que olvidar que la educación lo es todo. Las enseñanzas que transmitamos a nuestros hijos y nietos van a ser parte de su personalidad durante el resto de sus vidas, y es por ello por lo que debemos procurar ser un buen ejemplo, y transmitirles buenos valores.

Y si somos capaces de hacer eso, todo juego que propongamos será sano.

Por supuesto, hay que estar seguros de que lo que compramos sea de calidad, cumpla con los estándares de seguridad europeos y se adapte a la edad del niño. En ese sentido, ojo con adquirir este o cualquier tipo de juguete en bazares «chinos» no especializados, que no nos garantizan la ausencia de toxicidad en los materiales, de rebordes cortantes o una potencia inadecuada que pueda resultar en lesiones. Cuando se trata de los más pequeños de la casa, la prioridad no es el ahorro, sino su seguridad.

Si tenemos esto en cuenta, podemos proceder a elegir el juguete que más se adecue a cada niño. Los rifles con flechas son una buena manera de empezar a practicar la puntería, así como los arcos con diana. Quién sabe si un simple juego puede convertir a tu pequeño en un futuro atleta olímpico.

Para los que prefieran otro tipo de proyectiles, hay rifles que disparan bolas de papel, pistolas de fulminantes o incluso galerías te tiro completas.

La gama es lo suficientemente amplia como para que podamos ayudarles a desarrollar sus habilidades en la modalidad que ellos deseen.

Una buena manera, sin duda, de combinar la actividad al aire libre con la concentración y la sana competición en equipo.

-Zenda B. Austen

 

 

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