PISTOLAS DE AGUA: UN CLÁSICO DEL VERANO

Como todos los años, el calor parece querer adelantarse a su fecha oficial de llegada, y mayo empieza a regalarnos días propios de julio.  Por la calle ya se ven camisetas de tirantes, y en los centros comerciales el chorro de aire acondicionado propicia que, al entrar, mucha gente exhale un suspiro de alivio.

Aun cuando el refranero popular nos avisa de que no debemos soltar las prendas de abrigo hasta el cuarenta de mayo, lo cierto es que ya tendemos a dejar las chaquetas en casa, buscamos rincones agradables en las terrazas de los bares y organizamos actividades al aire libre con los amigos y la familia.

Es una época especialmente festejada por los más pequeños, que se ven libres de ese exceso de prendas que limitan sus movimientos, y pueden sacar a la calle o al parque esos juguetes que no pueden utilizar en casa, tales como balones o patines.

Son juegos ideales para hacer ejercicio, y debemos aprovechar los días de calor precisamente para fomentar en ellos ese buen hábito, el de correr, saltar, disfrutar en libertad e interactuar con otros niños.

Y es que, las consolas y juguetes electrónicos están bien como opción, pero no deben ser sino una alternativa entre un ramillete mucho más amplio, como juegos educativos, libros y, por supuesto, juguetes para disfrutar al aire libre.

JUGUETES DE AGUA

Los juguetes que implican lanzamiento de agua, globos, burbujas, etc., suelen estar prohibidos en casa por razones obvias; por muy permisivos que podamos llegar a ser con nuestros hijos, lo cierto es que nadie quiere ver mojados sus muebles y libros, o resbalarse por el pasillo de la casa.

Tal vez por eso este tipo de juguetes son tan festejados por los peques: la posibilidad de ponerse chorreando sin que mamá o papá nos regañen, de saltarse la norma habitual, constituye de por sí un atractivo. Pero no es la única razón por la que gustan.

BENEFICIOS DE LAS PISTOLAS DE AGUA

El hecho de que estos juguetes hayan resistido al paso del tiempo no es casual: todos en algún momento hemos jugado a indios y vaqueros, a policías y ladrones o simplemente al “tú la llevas”. Son juegos simbólicos de persecución y estrategia, que ayudan a desarrollar habilidades físicas y motoras, y que constituyen una buena manera de liberar tensiones y canalizar la energía de forma positiva.

Estas actividades ayudan a asimilar el concepto de la norma, al haber “cosas que vale y cosas que no vale hacer”. Se suelen establecer bandos, lo que contribuye a asumir el concepto de trabajo en equipo, por no mencionar que, como toda actividad física, los ayuda a llegar a la cama más relajados.

El juego de agua, además, tiene el aliciente añadido de que nos pone en contacto con un elemento que nos encanta; en efecto, somos criaturas de agua, y es por ello por lo que los niños disfrutan tanto jugando con los charcos, con la lluvia, en la playa o en el jardín con una simple manguera.

Frente a los carísimos dispositivos electrónicos, las pistolas de agua son una alternativa divertida, económica y muy positiva de proporcionarles una diversión sana y animarles a moverse del sofá, a despegarse de la consola o de la tele y, en definitiva, a hacer lo que es propio de niños: saltar, correr y disfrutar.

 

Zenda B. Austen

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