SADIE NO QUIERE QUE SU HERMANITO CREZCA

Un vídeo subido a YouTube se convierte en viral en tan solo 96 horas. En él Sadie, la pequeña protagonista de tan solo cinco años de edad, llora de frustración al conocer que su hermano, un pequeño bebé, crecerá como lo hacemos todos, incluida ella misma.

“¡No quiero que crezca!” exclama, y continúa entre sollozos diciendo que “es que es tan bonito”, así como que “no quiero que muera cuando llegue a los 100 años”.

Mientras tanto su pequeño hermano no entiende nada de lo que esta ocurriendo y comienza a sonreír, a lo que Sadie responde diciendo “eres tan bonito, me encantan tus bellas y pequeñas sonrisas. ¡Quiero que se quede así, pequeñito!

Los fracasos y las frustraciones son algo muy normal a lo largo de la vida de toda persona. Y no lo es menos en el caso de los niños. Ellos, más que nadie, están descubriendo el mundo que les rodea y es muy probable que existan numerosos aspectos que no les gusten y les generen frustración.

Por ello, resulta muy importante que los niños y las niñas como Sadie aprendan a superar estas frustraciones y comiencen a entender desde una edad muy temprana que la vida está llena de cuestiones que no les van a agradar. Debe tratarse de un aprendizaje constructivo en el que los padres, como educadores, debemos procurar que nuestros hijos se preparen para enfrentarse a situaciones desagradables así como a sus propias equivocaciones o a aquellos problemas cuya solución no siempre les va a gustar.

Así pues, es muy importante que, lejos de tratar de evitarles dolor y frustración, les mostremos que todas las personas cometen errores, se equivocan y se enfrentan a situaciones desagradables a lo largo de su vida.

A menudo nos es muy difícil conseguir lo que queremos e, incluso, como le ocurre a Sadie, nuestros anhelos constituyen una utopía, un sueño irrealizable que no podremos alcanzar por mucho empeño que tengamos.

Debemos ver la frustración y los errores como parte de la vida, y por lo tanto es nuestra responsabilidad hacer que los más pequeños estén preparados para ello. Enseñarles a aprender de sus errores, a afrontar los fracasos y superar la frustración, a conseguir sus metas y a esforzarse para ello constituye un pilar fundamental dentro de una buena educación.

Es por esto por lo que debemos preparar a nuestros hijos desde que son muy pequeños para que, en su vida adulta, sean capaces de afrontar las frustraciones con éxito.

Para ello es muy importante que los pequeños acepten que los fracasos no son algo negativo, sino un paso más en su evolución como seres humanos, una situación más de la vida que no es posible evitar y que se repetirá muchas veces más en el futuro.

Cuando algo les salga mal no debemos corregirlos con reprimendas, ni tampoco tratar de arreglar nosotros sus errores. Es posible que nos demos cuenta de sus equivocaciones o de que están haciendo las cosas mal pero, aun así, no debemos darles todo hecho. Es vital que aprendan a hacer las cosas por sí mismos, a aceptar sus errores y a conocer sus virtudes, a esforzarse y a pensar. Así alcanzarán la verdadera madurez ya que solo quien se equivoca es capaz de aprender de sus errores.

Pero, sobre todo, es muy importante que no les exijamos a nuestros hijos más de lo que pueden dar. Pedirles lo máximo no les va a ayudar ya que nadie es perfecto. Debemos enseñar a nuestros hijos a ser responsables y trabajadores pero evitando crear en ellos un sentimiento de competitividad o de gusto por la perfección que les genere frustraciones innecesarias en el futuro.

Publicado por Rodrigo Fernández

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