EL ARTE Y LOS NIÑOS

El arte es, sin lugar a dudas, una de las expresiones más humanas que existen. Y, como tal, se trata de una actividad eminentemente social que se extiende desde las más altas esferas hasta los momentos más cotidianos de nuestro a día a día.

Es, así, un aspecto central de nuestra vida que nos ayuda a determinar nuestra propia personalidad y a diferenciarla del resto de individuos de nuestra especie y del resto de seres vivos.

Por tanto, no podemos ignorar que el arte ocupa un lugar destacado dentro de la cultura humana, un tipo distinto de lengua mucho más universal que ninguno de los lenguajes verbales.

Debido a esto, el arte debe ser valorado como un tipo de conocimiento, imprescindible en nuestro desarrollo como personas desde las primeras etapas de la infancia.

Si concebimos la educación como un proceso de construcción y no de reproducción literal de lo observado, no debemos obviar que el arte supone el primero y más importante de los pilares en los que se apoya la creatividad humana.

Así, los niños educados en una sensibilidad artística potenciarán en un mayor grado su propia creatividad, aumentando con ello las habilidades personales y sociales. Un niño creativo es un niño más preparado para resolver problemas, para reflexionar y para observar la diversidad existente a nuestro alrededor.

Hoy en día tanto el mercado laboral como nuestras propias experiencias vitales nos exigen ser individuos flexibles, reflexivos y capaces de entender en profundidad el mundo en torno a nosotros.

Pero, sobre todo, el arte es una necesidad humana. Ya desde los primeros pasos de nuestra existencia como especie el arte formó parte del día a día de nuestros antepasados. Desde las cuevas prehistóricas, donde existen evidencias de arte no solamente entre los adultos, sino también en lo referido a los más pequeños, hasta la actualidad, el hombre se ha desarrollado como un animal artístico.

En la cueva de Rouffignac, en Francia, los arqueólogos constataron la presencia de una serie de grabados de más de 13.000 años de antigüedad en las que diferentes individuos, entre ellos cuatro niños, dejaron impresos para la posteridad sus sentimientos, su creatividad y sus ideas.

Y es que el desarrollo artístico de los más pequeños constituye desde siempre un pilar fundamental de su crecimiento como personas. Por ello, como padres no debemos olvidar que el lado artístico de nuestros hijos no puede ser abandonado dentro de un proceso de educación global, sino que debemos tratar de potenciarlo en la medida de lo posible, buscando así el perfeccionamiento de todas sus habilidades.

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Publicado por Rodrigo Fernández

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