Sin duda alguna, si hay algo que no puede faltar en nuestra dieta es el agua: no podemos vivir mucho tiempo si no bebemos agua, empezando por una deshidratación leve y llevando a graves fallos en nuestros órganos. La terapia del agua consiste en beber una cantidad grande de la misma apenas nos levantamos con el fin de obtener beneficios terapéuticos. ¿Quieres conocer un poco más sobre la misma?

Beneficios de la terapia del agua

La terapia del agua proviene de las terapias ayurvédicas, y plantea como punto principal que beber agua en la mañana, apenas levantarnos y sin nada más en el estómago ayuda a purificar el sistema, especialmente el colon permitiendo que nuestro cuerpo absorba mucho mejor los nutrientes. Esto se consigue mediante el proceso de generar sangre nueva, lo que tiene un efecto restaurador en el cuerpo e incluso curar algunos problemas. También incrementa la cantidad de células musculares, ayuda a perder peso, mejora la calidad de la piel mediante la eliminación de toxinas y balancea el sistema linfático.

Hay un vínculo claro entre la deshidratación y las enfermedades crónicas: la sed biológica del cuerpo puede confundirse a veces con síntomas de otras enfermedades. Los seres humanos no sentimos sed en muchas ocasiones, y esto nos lleva a no consumir el agua que nuestro cuerpo está necesitando.

Entre las enfermedades que muchas veces están relacionadas con la deshidratación encontramos la artritis reumatoide, angina, migraña, colitis, estreñimiento, hipertensión, anemia, obesidad, sinusitis, tuberculosis, asma, cálculos renales, diabetes, menstruación irregular.

Por eso, para disfrutar los beneficios de la terapia del agua debemos beber 5 a 6 vasos de agua -litro y medio- apenas nos levantamos sin comer nada antes ni luego de una hora, así como tampoco consumir bebidas alcohólicas la noche anterior.

Al principio puede ser difícil de conseguir, pero el cuerpo se irá acostumbrando poco a poco; lo ideal es beber cuatro vasos primero, esperar dos minutos y beber los otros dos.

Limitaciones de la terapia del agua

Sin embargo, la terapia del agua no está recomendada para todos: hay personas con determinadas enfermedades o problemas de salud que no deberían utilizarla.

Entre los ejemplos más claros encontramos la incontinencia intestinal, enfermedades contagiosas, sensibilidad al calor o humedad, hipotensión, diálisis por insuficiencia renal, sistema inmune comprometido, convulsiones, traqueotomía hasta que se cure e inflamación articular.

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Pues si, que estoy harto ya de tanta crítica, me gustan las muñecas a rabiar, es mi afición y con la que no hago daño a nadie, ¿pasa algo?.

La cuestión es que hay mucha gente (no coleccionistas, por supuesto) que opinan que estoy mal de la cabeza o que me falta un tornillo en cuanto se enteran que soy coleccionista de muñecas, a mis años jugando con muñecas… Y yo digo… pero bueno, ¿Y qué más da que sean muñecas?, si fueran coches o monedas u obras de arte ¿entonces qué?, ¿Ya no estaría mal del coco?… No lo comprendo, la verdad, hay veces que pienso que tal vez esas personas tienen tan vacía su vida que no ven mas allá de la cruda realidad y que queréis que os diga… Soñar es gratis y si hay algo en este mundo que nos aporte Felicidad pues… ¡¡¡Adelante!!!.

Pensándolo detenidamente es una afición tan respetable como otra cualquiera pero cuando un amigo o conocido se entera de mi pasión por ellas me miran raro, como si algo dentro de mi cabeza no funcionara correctamente pero, no es así, por supuesto que no!!!

Soy una persona tan digna y normal como cualquier otra que no le gusten las kekas, tengo igualmente sentimientos e inquietudes como un no coleccionista y por supuesto, no pienso dejar mi adicción por nada del mundo y a pesar de los pesares pues gracias a ella tengo ilusiones, me distraen muchísimo y me ayudan a desconectar de la realidad.

Cuando tengo problemas o estoy saturado del mundo real no hay mejor terapia para mi que ir a la habitación donde tengo a mis muñecas y mirarlas, tocarlas, peinarlas, cambiarlas de ropa, fotografiarlas… Es la forma en la que me recupero de los agobios propios de la rutina diaria y también de la soledad que muchas veces me embarga.

También esa ilusión tan tremenda cuando estoy esperando que llegue a casa una nueva adquisición, preparando y escogiendo el lugar que va a ocupar entre sus “hermanitas”, pensando que vestidito le voy a poner y como la voy a peinar… En fin, que eso no hay dinero en el mundo que lo pueda pagar y no pienso renunciar a ello jamás, por mucho que aquellos que no ven mas allá se empeñen en desmoralizarme con sus desafortunados comentarios…

Kidan

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