A todos se nos ha pasado por la cabeza alguna vez la idea de lanzar un mensaje al mar dentro de una botella. Escribir unas notas, unos pequeños esbozos de nuestros pensamientos, quizá una reflexión personal, una carta de amor o una consigna política. Introducirla luego en un recipiente, ya fuese una botella de cristal o de plástico, con corcho o tapón –eso va en gustos– y arrojarla al mar esperando una respuesta.

Seguro que la mayoría, como yo, no lo habéis llegado a hacer nunca, otros quizá sí, tal vez continuéis esperando la respuesta que nunca llega o, por qué no, como los protagonistas de nuestras siguientes historias habéis recibido réplica. Si no lo habéis hecho no perdáis la esperanza, la nieta de Richard Platz, un berlinés que vivió a comienzos del siglo XX, recibió la respuesta 101 años después de que su abuelo lanzase aquella botella a las frías aguas del Mar Báltico.

Algo parecido le pasó a Olivier Vandewalle, un chico belga que solía pasar sus vacaciones navegando frente a las costas británicas. Un día decidió escribir el siguiente mensaje y lanzarlo al mar:

«Yo soy un chico de 14 años y vivo en Bélgica. No sé si eres un niño, una mujer o un hombre. Navego en un barco de 18 metros. Su nombre es Tamaris. Al mismo tiempo que escribo esta carta, acabamos de pasar por Portland Bill, en la costa sur de Inglaterra. Partimos esta mañana», decía el mensaje.
Treinta y tres años más tarde, Lorraine Yates encontró en Swanage, en el sur de Inglaterra, una botella con un mensaje que seguía siendo legible. La británica no dudó y con los únicos datos que tenía, el nombre y el lugar de origen del autor del mensaje, se decidió a buscar en Facebook.

Cuando el belga leyó la contribución de Lorraine en su perfil no sabía de qué le estaban hablando, pero, una vez que ésta le mencionó el nombre del barco, se acordó de aquel mensaje que envío cuando era un adolescente.

Aunque algunas botellas no se demoran tanto en su respuesta, aunque viajan mucho más lejos. Como la de Jasmine Hudson, de cuatro años, quien lanzó su botella desde las costas de Inglaterra para descubrir, cinco meses después, que alguien le había respondido desde las playas australianas, donde otra niña había recogido su nota y con la que actualmente mantiene contacto a través de Skype.

Un poco más cerca se quedó el mensaje en una botella lanzado en marzo de 2011 a las aguas del Océano Atlántico por un niño de once años de Nueva York. Su botella viajo “solamente” 4.190 kilómetros, hasta la isla de Terceira, enclavada en el archipiélago portugués de las Islas Azores. Allí lo encontró Ana Ponte mientras paseaba al lado del mar.

Aunque algunos mensajes poseen un contenido más dramático, como en el caso de la carta escrita por la hermana de Antonio Javier Ojeda, un subteniente de la armada argentina fallecido durante la Guerra de las Malvinas junto a otros 322 marinos cuando el crucero “General Belgrano” fue hundido por un ataque del submarino nuclear británico “Conqueror” el 2 de mayo de 1982.

La misiva, tremendamente emotiva, entre otras cosas reza lo siguiente:

Muy querido hermano Javier: escribo esta carta sabiendo que nunca la leerás. Te imagino llegando a tu hermoso barco, con tus amigos. Pero lo más doloroso es imaginarte partiendo por este canal y no regresar. Tienes ese mar argentino como tumba y tu nombre está en muchos monumentos».

Más dramático aún si cabe es el mensaje hallado dentro de una botella en el campo de exterminio de Auschwitz. En este caso no se trata de ninguna romántica botella flotando en la inmensidad del océano sino el intento por trascender, por dejar una pista, de siete jóvenes prisioneros de Polonia y Francia, quienes en 1944 dejaron escritos a lápiz sus nombres, números de campo y lugares de nacimiento para luego introducirlos en una botella que empotraron en los muros de una escuela que estaban reparando mediante trabajos forzados.

Publicado por Rodrigo Fernández

Fuentes:

https://www.lavanguardia.com/vida/20140408/54405578997/101-anos-mensaje-botella.html

https://www.abc.es/sociedad/20140309/abci-mensaje-botella-antiguo-201403091923.html

https://cultura.elpais.com/cultura/2009/04/28/actualidad/1240869602_850215.html

https://www.soitu.es/soitu/2008/11/30/info/1228058200_282345.html

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