El desarrollo del niño mediante el juego. Primera etapa de 0 a 3 años

En el juego el niño desarrolla no solamente sus destrezas físicas y capacidades orgánicas, sino también esta especie de fantasía infantil que transforma y anima las cosas que más tarde llamaremos iniciativa y creatividad.

El niño que juega quiere desarrollar desde su propia naturaleza lo que transforma en actividad. El juego actúa desde dentro hacia afuera (la muñeca  se convierte en una niña, un cubo en una bañera).

Hasta el tercer año aproximadamente es la actividad en sí misma la que hace feliz al niño que imita, mientras que nosotros sufrimos a veces la aparente falta de sentido, recogiendo una y otra vez lo que se volverá a tirar al suelo, llenan el cubito de arena y lo vierten otra vez lentamente al suelo, incansablemente, con creciente destreza en abrir y cerrar cajas, en construir y balancear, en distinguir el peso y la calidad de los materiales.

Los maestros infantiles exponen que los niños que en esta temprana edad no tienen oportunidad de imitar esta forma y que mediante continuas advertencias son forzados a comportarse de una determinada manera, se les apaga en el cuarto año la iniciativa de jugar, les cuesta mucho relacionarse con otros compañeros de juego y no desarrollan el entusiasmo y la pasión que producen mejillas coloradas.

Los niños deben jugar, es decir, desarrollar una actividad creativa, y no ser ya espectadores.

 

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