Para muchos de nosotros el mes de julio siempre ha sido el mes del Tour de Francia. Crecimos viendo a Miguel Induráin, Abraham Olano, Alex Zulle o Jan Ullrich. Nos emocionamos con Pedro Delgado y nos maravillamos de las gestas de Marco Pantani.

Y fue con su impulso con el que aprendimos a pedalear, disfrutamos de la bicicleta, descubrimos cómo aquél aparato era capaz de transportarnos mucho más rápido y mucho más lejos de lo que nunca hubiésemos llegado a caminar.

Estos días en los que el Tour de Francia regresa de nuevo a las pantallas de nuestros televisores, en la capital del país galo han vuelto a dar un paso adelante para que los niños de hoy puedan sentirse como lo hacíamos nosotros antaño a bordo de una bicicleta. Y es que el ayuntamiento de la ciudad ha inaugurado un sistema de alquiler de bicicletas para niños, al que ha llamado “P´tit Velib” y que cuenta con trescientas bicicletas situadas en cinco lugares estratégicos, en los que la ausencia de tráfico a motor y la abundancia de espacios verdes ofrecen un entorno ideal para el aprendizaje y la práctica de este deporte.

Además, la municipalidad pondrá  a disposición de los padres y niños monitores especializados encargados de enseñar a los pequeños los conceptos básicos a la hora de utilizar la bicicleta.

Esta es, sin duda, una gran noticia para el mundo de la bicicleta y el deporte en general. No debemos olvidar que son las ciudades punteras quienes suelen comenzar las nuevas tendencias en urbanismo y gestión de los espacios públicos y que, por tanto, es posible que esta nueva iniciativa se extienda a otras urbes europeas e incluso de nuestro país.

No obstante, debemos recordar que, pese a los avances, la mayoría de las ciudades españolas distan bastante de París en lo que al transporte por bicicleta se refiere, ya que en la capital francesa las bicicletas públicas representan alrededor del 40% de los desplazamientos en este medio de transporte y el municipio ha construido más de setecientos kilómetros de carriles bici en los últimos años.

Imagen

Publicado por Rodrigo Fernández